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viernes, 16 de mayo de 2008

NOSFERATU, UNA SINFONÍA DEL HORROR


Dicen que el cine de terror nació con esta película. Aunque en realidad el terror ya había nacido con el mismo cine. Me imagino a más de un burgués huyendo despavorido por el Boulevard des Capucines, atribulado todavía por las fantasmagóricas imágenes proyectadas en el Salon Indien del Grand Café aquel día de los inocentes de 1895, sintiendo el pálpito alarmado de su corazón ante la inminente llegada del tren. Pero esa es otra historia. Lo cierto es que hubo que esperar hasta 1922 para que F.W. Murnau realizara esta joya expresionista "libremente basada" (y tan libremente) en el Drácula de Bram Stocker.
De terror resultaría también insistir en los problemas sobre derechos de autor que tuvo que soportar la producción. Sobre este tema prefiero no casarme con nadie. Es incontestable que tanto la novela como la película son dos obras maestras y que, por suerte, esta última se ha salvado para nuestro disfrute. Lo demás es una cuestión de dinero. Otro día hablaré de Por un puñado de dólares, o de francos, o de marcos, o de libras esterlinas, o de dirhams...
Murnau rodó una película que tiene un gran parecido con la historia original de Stoker. El proyecto se tituló Nosferatu ( "vampiro" o "no muerto" en antiguo rumano) y también fueron cambiados los nombres de los personajes: Drácula fue Orlok, interpretado de forma brillante por Max Schreck.
No era suficiente. A pesar de todo se produjo la demanda y un tribunal ordenó que se destruyeran todas las cintas de Nosferatu, pero un reducido número de copias de la película ya había sido distribuido por todo el mundo y algunas permanecieron escondidas por particulares hasta la muerte de la viuda de Stocker.
Con el paso de los años se hicieron más copias de esas cintas (algunas de muy baja calidad y con cortes importantes). Nosferatu se erigió como una de las mejores películas sobre el mito del vampiro y uno de los máximos exponentes del Expresionismo Alemán.
Para aquellos que gustan del buen cine siempre es un interesante ejercicio revisar los orígenes. Nosferatu es una combinación de grandes aciertos (tensión narrativa, construcción dramática de planos, iluminación, etc) y cierta dosis de ingenuidad. El argumento de Drácula es, desde entonces, una fuente inagotable para el subgénero vampírico, pero a pesar de las múltiples interpretaciones que se han hecho del conde (Bela Lugosi, Christopher Lee, y tantos otros) ninguna ha alcanzado el grado de misterio que Max Schreck (del apellido del actor fue tomado el nombre del ogro más famoso del momento, je, je) imprimió al personaje. La vela que se enciende en la oscuridad para mostrar la terrible sombra del monstruo, la expresión del miedo en la mirada perdida de las víctimas, la silueta de Orlok iluminada transversalmente, imágenes que se inmiscuyen irrepetibles, mil veces imitadas, en el imaginario cinematográfico. Lo dicho, una joya, aún siéndolo del cine mudo (o por serlo), a pesar del cartón-piedra y un maquillaje que va más allá de lo hortera.



Os dejo la ficha técnica y un trailer muy interesante. No paséis miedo.


Nosferatu, una sinfonía del horror (1922)
Título Original: Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (Alemania)
Duración: 94 min.
Director: F.W. Murnau
Producción: Enrico Dieckmann, Albin Grau
Guión Adaptado: Henrik Galeen
Fotografía: Fritz Arno Wagner
Escenografía y vestuario: Albin Grau
Intérpretes: Max Schreck, Gustav von Wangenheim, Greta Schröder, Alexander Granach, Georg H. Schnell,
Ruth Landshoff, John Gottowt, Gustav Botz, Max Nemetz, Wolfgang Heinz, Albert Venohr.





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