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martes, 28 de julio de 2009

ELEPHANT DE GUS VAN SANT

Gus Van Sant es un hombre-orquesta de esos que siempre me han gustado: guionista, fotógrafo, músico y, por supuesto, director de cine de los menos convencionales. Excéntrico en el sentido etimológico del término, gravita alrededor de ese agujero negro creativo que es la industria cinematográfica mainstream para poder hacer lo que quiere y sabe hacer, un cine distinto que, sin embargo, no deja de sentir el influjo de la gravedad. De algún modo Van Sant resiste en la frontera, atmosférico, sin perder el control ni difuminarse en un espacio de experimentación vacío. Por eso ha hecho cosas como El indomable Will Hunting, Encontrando a Forrester o la reciente Milk, por eso se atrevió en su momento a realizar un remake de Psicosis en el que cada plano era idéntico a los rodados en su día por Alfred Hitchcock (algo que, por cierto, poca gente valoró como acto creativo) o a crear películas introspectivas y elípticas como su penúltima Paranoid Park, Gerry o la inolvidable (y nuevamente incomprendida) Last days, cuyo visionado inspiró un poema con título explícito, K cabrón eres Gus Van Sant.


Elephant (2003) fue realizada entre estas dos últimas y conforma junto a ellas la Death Trilogy. En efecto, las tres películas indagan sobre los diferentes aspectos y formas de relación entre el individuo y la muerte (propia o ajena). El cielo se va viendo amenazado por unas nubes que oscurecen paulatinamente. Un día cualquiera en un instituto de Portland, Oregon. Elephant es una película de elaboración aparentemente sencilla y temática controvertida que sin embargo alcanzó un gran éxito entre la crítica internacional, llegando a cosechar la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Básicamente Van Sant traslada en Elephant los hechos de la matanza de Columbine, pero contados desde dentro. La aparente insustancialidad de las historias personales va desplegándose a ritmo de plano secuencia Steadycam. Esa cadencia lenta y el hecho de ver constantemente el cogote de los personajes fueron aspectos no del todo entendidos por el público. Depende del tipo de cine que os guste, así de sencillo. Quien espere la clásica estructura de planteamiento, nudo y desenlace o busque un clímax y un anticlímax acabará aburriéndose. Pero ese ardid semisubjetivo de videojuego y el multiperspectivismo de los prolegómenos de un rápido y brutal desenlace convierten a esta película en algo único.
Película de pocas palabras, Elephant no las necesita para transmitir la inquietud porque el espectador ya sabe el final de la historia. No sabemos de los muchachos que recorren los pasillos del instituto prácticamente nada, algún que otro gesto, alguna que otra costumbre adolescente estereotipada y lógica, pero ningún pensamiento que trascienda. Van Sant transmite una normalidad que se hace más sórdida porque conocemos lo que va a ocurrir. Los chicos y las chicas caminan así, inconscientes, hacia el matadero, sin hacer caso de los signos. Pero la muerte encontrada, casual, no tiene un significado preciso, e inmediatamente frustra cualquier búsqueda de sentido. Mientras avanza la Sonata Claro de Luna de Beethoven Van Sant muestra brillantemente lo absurdo de esta situación, en la que los pasillos del instituto pasan a ser otro nivel más que recorrer en este juego de irrealidad.
Os dejo un montaje en tiempo real de los últimos momentos previos a la tragedia, desde todas las perspectivas barajadas en Elephant.

Título: Elephant (2003)
Título original: Elephant (Estados Unidos)
Dirección: Gus Van Sant
Producción: Dany Wolf
Producción ejecutiva: Diane Keaton, Bill Robinson.
Intérpretes: Alex Frost, Eric Deulen, John Robinson, Elias McConnell, Jordan Taylor, Carrie Finklea, Nicole George, Brittany Mountain, Alicia Miles, Kristen Hicks, Bennie Dixon, Nathan Tyson.



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