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viernes, 17 de julio de 2009

TE HE CONCEBIDO EN UN SUCIO LABERINTO AZUL


Qué es lo que temes.
He aquí que debieras arrastrarme a los despeñaderos del viento,
enseñarme a respirar en tu embocadura de brea,
mírame, mira
cómo nace el espasmo arrebatado por un acto de fe.
Mis dos mujeres pájaro han muerto sin límite,
por las noches sacudían las pendientes de vapor
que se empinaban madrugadas en el vicio.
Este era el paisaje que contemplas.
Por qué revuelves la voz sacudiendo las eses inseguras.
No nos cansemos de caminar mientras hablamos, relamiéndonos,
comprende ahora que nos exponemos ausentes al nuevo escenario océano.
La habitación duerme envuelta entre mis brazos.
Te he concebido en un sucio laberinto azul,
así que sea cierto que la luna pueda devolverte a tu agujero vestal,
justo antes de que los vecinos subterráneos esnifen el polvo del arcano.
Otro yo busca tu cara, no al-alm-a-mor que se encarama o algo así,
la pluma recogida por la mano monstruo en la que verdean las tormentas.
Escucharemos el bucólico obturador de las danzantes
mientras gélida se desliza la morfina en las braguetas.
Por qué no hemos huido antes de este mundo.
Por qué no lo hemos hundido.
Lo tendremos todo,
lo sabremos todo,
cuando al fin hallemos indistintos los dos lados de la jaula
lo sabremos.
Qué es entonces, dime,
lo que temes.

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