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viernes, 23 de octubre de 2009

QUIMERA


Retorno a la pradera inquieta
donde seres innombrables
labran el labio.
Cercos de luz magmática
se alojan en las sendas
retorcidas, cercos
que horadan al paso,
como si todo aquí
se hubiera muerto,
como si sólo la mentira
caminase.
¡Cuán agrio y poderoso
es el miedo!
Ahora quiero que tu cuerpo
me envuelva ovárico,
que la sangre protectora
se abalance hacia mi abismo
y el calor
me golpee
y arrebate
de estos oscuros
e inexplicables
surcos.
Avala mi sosiego destemplado
y aparece como siempre una vez más,
falsa imitación de lo que busco,
quimera del amor, de lo que fuera.

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