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viernes, 4 de diciembre de 2009

EL ESPÍRITU DEL VINO (IRREFLEXIONES TABERNARIAS)


Nada como la insolente sumisión del vino,
fruta ciega en las costillas que picotea el cuervo,
pulpa que arrabalea en los posos
con su blando ardor sin sílabas,
esperado amigo infiel,
nada como ese espejismo enajenado
que convierte todo en vidrio,
que hiere al dios preciso
con su salpicadura brutal,
que lo hace al fin callar,
podrido ya el espíritu.

1 comentario :

  1. Nada hay mejor que ese golpe en mi lengua,
    o debajo de mis narices que se pierden,
    resplandor de mis pomulos que se alteran,
    y el preciso letargo rojo en mi pupila....

    Vaya!!!...se me antojo una copa de vino.Es precioso.Un saludo. Makeda

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