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martes, 5 de octubre de 2010

LA INSPIRACIÓN DE PROPERCIO


Tal vez así le llegaba la inspiración al poeta romano Sexto Propercio (47 a.C.-15 a.C.), uno de los grandes vates del amor de todos los tiempos. Su elegía II,1 comienza, pues, de la siguiente manera:

ELEGÍAS, LIBRO II, 1.

Me preguntáis por qué escribo tantos versos de amor
y por qué mi libro suena tierno en los labios.
No me los dicta Calíope, no me los dicta Apolo:
mi amada es la inspiración de mi talento.
Si la veo caminar luciendo un vestido de Cos,
todo este libro versará sobre las telas de Cos;
si veo sus cabellos caer esparcidos sobre su frente,
goza caminando altiva por mis elogios a su cabellera;
si con sus dedos de marfil acompaña una canción a la lira,
admiro la técnica con que tañen sus ágiles manos;
o, cuando deja caer sus ojos que se inclinan al sueño,
encuentro como poeta mil motivos nuevos;
o si despojada del vestido lucha, desnuda, conmigo,
soy capaz entonces de componer largas Ilíadas;
y, haga lo que haga y diga lo que diga,
una gran historia surge de una nadería.

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