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viernes, 31 de diciembre de 2010

FURTIVOS


HELOS AQUÍ,
hermosos,
puros,
ínfimos amantes
que
siempre buscan
entre el fuego
la palpitación
última,
helos aquí,
y son sólo
hojarasca
esparcida
y ridícula,
ocupan su silencio
con paisajes
infinitos
de jardín,
y sombras
en la hiedra solitaria
es lo que tienen.
Ínfimos amantes renunciando
desatinan en su postración,
que la vida es otra cosa.
Olvídate de la pureza.
No ofrezcas al deseo
un primitivo nombre,
no, no le ofrezcas
un primitivo nombre.

martes, 28 de diciembre de 2010

LA ESTRELLA (RELATO RECUPERADO PARA ESTA NOCHE INOCENTE)


Por allí cerca había unos pastores que pasaban en vela y al raso las horas de la noche, guardando sus rebaños.

LUCAS, 2, 8.


Zaheridas las plantas de sus pies por las piedras del sendero, Yusef rezongaba amargamente sobre su destino mientras la noche lo envolvía con un manto de escarcha. Diminutos copos de nieve, arrastrados por los aires de levante que se habían alzado a orillas del Jordán, azotaron de improviso el lado izquierdo de su rostro, quedándose adheridos a los hilos de una barba desordenada. Interrumpió entonces su marcha Yusef y sacudióse con las dos manos las humedades que lo empapaban. Giró sobre sus pasos y acarició la cerviz de la mula que Ismael, el aguador, le había prestado para tan largo viaje.
Desfallecido por los días de camino y penurias que había soportado desde las tierras de Galilea, aquel fornido animal parecía no poder mantenerse en pie por mucho más tiempo, y ahora que por fin se había detenido, rehusaba con un gemido lastimero ante los tirones que, con indulgencia, Yusef proporcionaba a la humilde montura. Para su lomo, la más delicada de las cargas era también la más pesada. Frágil como una hoja de palma al viento, aterida por el frío, en medio del delirio que su cuerpo experimentaba ante un nuevo y desconocido dolor, la encinta María se apoyó con esfuerzo sobre los hombros de su esposo.
-Yusef –María temblaba, acuciada por los envites de la vida-, no llegaremos a tiempo a Bethelem.
Y se sintió desfallecer mientras el más atribulado de los hombres la sujetaba con fuerza.
-¡Maldito sea el censo! ¡Malditos todos los romanos!
-¡Yusef!
-Aguanta, esposa mía –su mano notó la calentura que inundaba la frente de María-, aguanta. Recuerda a los pastores que encontramos a un lado del camino, no ha mucho tiempo. ¿Ves aquella colina que asciende hacia el sur? Pues uno de ellos, un tal Zabulón, la señaló con su mano humilde diciéndome que detrás de ella, apostada en su falda, se encuentra la aldea que perseguimos con tanto ahínco. ¡Ánimo María! Pronto estaremos en Bethelem.
Pero la siempre sosegada María no pudo reprimir un grito de dolor que casi la descabalgó de la mula. Palpóse la túnica y la halló empapada.
-¡Yusef! –se aferró a su esposo, perentoria- ¡No hay tiempo! ¡Llegó su hora! ¡He roto aguas!
Entonces, desesperado, Yusef ciñó a su cintura la cuerda que guiaba al animal, tomó en brazos a María y caminó sacudido por la nieve, soportando la doble carga, buscando un lugar a cubierto en el que resguardarse del invierno, un espacio cualquiera donde ella pudiera dar a luz.
-¡Oh, Yavé –oraba en silencio Yusef, como nunca lo había hecho-, o Alto Dios, que guiaste a Tu Pueblo a través del desierto, conduce ahora los pasos de uno de Tus Hijos, permite que venga al mundo lejos de la noche y la tormenta, arropado por el calor de Tu Inmensa Misericordia, presérvalo, oh Dios Mío, para que sea bendecido bajo la Luz de Tu Nombre y crezca consagrado a enaltecer la Gloria Eterna de Tu Reino!
En estas cavilaciones estaba cuando, de pronto, un mugido surgió de entre las rocas cercanas. La mula, soliviantada, respondió con un rebuzno insólito y aceleró el paso entre los matojos, arrastrando al bueno de Yusef, que llevaba la cuerda ceñida al cuerpo. Yusef se soltó y observó cómo el animal hallaba, en un recodo entre los riscos, un abrigo lo suficientemente amplio para guarecerse de la ventisca.
Entonces Yusef sonrió alzando su mirada al cielo.
-¡Alabado seas por siempre, mi Señor!
Y siguió a la tozuda bestia hasta el interior de aquel refugio providencial. Se trataba de una especie de cobertizo que, sin duda, los pastores del lugar habían acondicionado para proteger el ganado de las lluvias. La mula corrió hacia un depósito de forraje junto al que pastaba con parsimonia el buey que, con su mugido, había señalado la existencia de aquel amparo divino. Pero no había tiempo que perder. Yusef posó a su esposa sobre el suelo de tierra, encendió un fuego con lo que pudo, apiló una gran cantidad de paja en la pared de la roca y llevó allí a María, a la que ayudó en el último trance con todo lo que sus rudas manos de carpintero podían hacer. Poco después, mientras aflojaba la tormenta, una estrella fulgurante apareció entre los resquicios de las nubes y dos llantos rasgaron la noche.
Yusef cortó el cordón con los dientes, limpió a la criatura como pudo y la envolvió en un manto seco.
-¡María, -acarició las mejillas de su esposa, rendida por el esfuerzo-, es un niño!
Ella sonrió con dulzura mientras Yusef alzaba al recién nacido sobre su cabeza y pronunciaba palabras de alabanza a Dios.
-¡Oh Yavé, he aquí a Tu Hijo!
Luego, Yusef entregó el niño a María y se ocupó de atenderla lo mejor que supo. En ello estaba cuando unos hombres con los rostros desencajados entraron en el cobertizo. Yusef, atemorizado al principio, reconoció el de Zabulón, el pastor que les había señalado el camino hacia Bethelem.
-¿Eres tú Yusef, de Bethelem, carpintero en la aldea de Nazaret, en Galilea?.
A Zabulón le temblaban las piernas.
-Sí, soy yo –contestó desconcertado Yusef. Zabulón prosiguió.
-Y, ¿es esta tu esposa, María, la que acaba de dar a luz a un niño?
Yusef, cada vez más perplejo, se acercó al pastor.
-Así es. Pero, ¿cómo sabes tú tanto sobre nuestras vidas?
Entonces Zabulón y los demás pastores cayeron al suelo y postráronse de rodillas, las lágrimas cubriéndoles los ojos, mientras Yusef no daba crédito a lo que veían los suyos.
-¡Alabado sea Dios, porque el Mesías ha sido finalmente enviado! -entonaron al unísono los pastores.
Yusef, fuera de sí, zarandeó con violencia a Zabulón.
-¿El Mesías? ¿De qué locuras estáis hablando? ¿Acaso habéis bebido?
Entonces Zabulón, movido por una fuerza invisible que lo apartó de las lágrimas, miró el rostro de Yusef y respondió:
-Has de saber, Yusef, que poco después de que vosotros continuaseis camino de Bethelem, nos disponíamos junto al fuego para dormir cuando, de pronto, un ángel del Señor se presentó ante nosotros, y la gloria del Señor nos envolvió con su luz, quedando todos sobrecogidos de espanto. Entonces el ángel alzó su voz y nos dijo:
”No tengáis miedo. Mirad, vengo a comunicaros una grata noticia que será motivo de alegría para vosotros y para todo el pueblo. Os ha nacido hoy en la ciudad de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esta será la señal para reconocerlo: encontraréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
De improviso se abrió el cielo y se dejó ver junto al ángel un ejército celestial que alababa a Dios cantando:


Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz a los hombres, en quienes Dios se complace.


Cuando los ángeles volvieron al cielo, recordamos que tú, Yusef, te dirigías a Bethelem por la vertiente norte de la colina, y supusimos que la nevada os habría sorprendido antes de llegar a vuestro destino, así que decidimos buscaros por estos abrigos que, construidos con nuestras propias manos, abundan en la ladera para proteger en la tormenta a nuestras ovejas. No fue difícil encontraros. Vimos la luz que desprendía este fuego que has encendido y supimos que estaríais aquí. Sin duda hemos sido afortunados. Ahora nos postramos para adorar al Hijo de Dios.
-Pero…
Yusef, anonadado por lo que acababa de escuchar, no tuvo tiempo para protestar, porque en aquel preciso instante tres extranjeros, ataviados con magníficas y desconocidas vestiduras y cubiertos por joyas que sólo podían provenir de las ignotas montañas de Oriente, entraron en la estrechez de aquel refugio y, acercándose a María, se postraron ante el niño dormido, al que adoraron de hinojos. Y abriendo las arcas en que traían sus tesoros, le ofrecieron los presentes de oro, incienso y mirra. Y entonces todo fue alborozo y alegría, y los pastores danzaron enfervorecidos, y hasta los mismos padres de aquel niño dormido acabaron convencidos de que todo aquello era verdad, y surcaron en la noche alabanzas a Dios, porque el Mesías había nacido.
Porque, en efecto, no muy lejos de allí, justo en el punto destacado por la estrella, una mula rumiaba junto a un buey cadencioso a las puertas de un pequeño cobertizo, construido allí por los pastores para resguardar en el invierno a sus ovejas. Y en su interior, junto a la pared de la roca, yacían María y su Hijo concebido sin pecado, mientras el laborioso Yusef, de la Estirpe de David, también carpintero en la aldea Galilea de Nazaret, cavilaba sobre la manera de acercarse a Bethelem para cerrar el embarazoso asunto del censo, ajeno al inminente error del destino, a la decisión que obligaba desde el cielo a cambiar en el último momento los papeles, a la condena que cumplirían los esbirros de Herodes sobre su Hijo a cambio de salvar al otro mediante un ángel de sueño y la huida a Egipto.
Aquel niño comenzó a llorar. María, aún muy débil, se levantó tambaleándose y salió al umbral del cobertizo con el niño en sus brazos.
-Hijo mío –le dijo enternecida-, observa la hermosura de este mundo.
Entonces el niño sonrió y señaló al cielo con su mano regordeta. Allí permaneció, hermosísimo, en los brazos de su madre, extasiado por el resplandor de una estrella que brillaba en el horizonte.


miércoles, 22 de diciembre de 2010

EL ALQUIMISTA DE JORGE LUIS BORGES

El Alquimista, de David Ryckaert (Madrid, Museo del Prado)

Un poema con final gongorino del maestro Jorge Luis Borges, alojado en esa belleza barroca y especular que es El otro, el mismo (1964).

EL ALQUIMISTA

Lento en el alba un joven que han gastado
la larga reflexión y las avaras
vigilias considera ensimismado
los insomnes braseros y alquitaras.

Sabe que el oro, ese Proteo, acecha
bajo cualquier azar, como el destino;
Sabe que está en el polvo del camino,
en el arco, en el brazo y en la flecha.

En su oscura visión de un ser secreto
que se oculta en el astro y en el lodo,
late aquel otro sueño de que todo
es agua, que vio Tales de Mileto.

Otra visión habrá; la de un eterno
dios cuya ubicua faz es cada cosa,
que explicará el geométrico Spinoza
en un libro más arduo que el Averno...

En los vastos confines orientales
del azul palidecen los planetas,
el alquimista piensa en las secretas
leyes que unen planetas y metales.

Y mientras cree tocar enardecido
el oro aquél que matará la Muerte.
Dios, que sabe de alquimia, lo convierte
en polvo, en nadie, en nada y en olvido.

martes, 21 de diciembre de 2010

EN UN HORNO MUY CALIENTE


Ilustración para la portada de Miguel Ángel Martín.

Está en el horno. Y tan calentito que quiere salirse ya este Especial Erótico de "Al Otro Lado del Espejo", a caballo entre dos años y dispuesto a levantarnos a todos el ánimo (y lo que se tercie).

Ponemos el cartel de MUY PRONTO EN LAS MEJORES PANTALLAS.

No seáis impacientes, que ya llega.


domingo, 19 de diciembre de 2010

LA NOCHE SE MUEVE (II: MINOTAURO)


… El espacio entre nosotros se yergue como una pesadilla agazapada en la memoria. Lo que se mueve es una remembranza única. Algo que golpea en la penumbra, el furioso estertor, el miedo renovado y fértil, el mismo miedo de aquel instante esporádico, cuando avanzaba a tientas a través del espeso silencio, rasgado apenas por un gemido extraño. Es el anticipo del dolor, la imagen que amenaza. Impalpables monstruos de delirio que invadían, incluso, en el primer recuerdo. Jardín en el pasado remoto, gesto inteligible, genética de los básicos deseos y nada más donde la apremiante necesidad hallaba la confusión en un ritmo dual semejante a la noche, un ritornello acelerado en el compás creciente, la demora, el descenso de un amor que quisiera apagarse para recuperar de nuevo el tacto, luchando como nunca por permanecer. A ti aferrado con propósito de rescate planeo sobre el tiempo y elijo sobrevivir, empujo con los pies y la cabeza emerge, venzo al Minotauro y huyo infame de este seco laberinto al que me une todavía un hilo vital, me abandono a sinuosos movimientos de serpiente, avanzo sin fervor hacia la luz y en el pálpito asimétrico del latido siento el peso desasosegador de la existencia.


miércoles, 15 de diciembre de 2010

VIOLENCIA


Cada caso de violencia forma parte de la historia desesperada y trágica de la humanidad, una exquisita entelequia que se adueña de las formas mientras pende en vilo, sujeta a un cambio en la trayectoria del viento, como fracción de circunstancias microscópicas que fluctúan alrededor de la existencia sin que nos demos cuenta, sin quererlo, sin ni siquiera suponerlo, fortalecidos, envilecidos por las adicciones, los mitos o deseos que nos mantienen en el sueño permanente de estar vivos.

Todo este preámbulo para anunciar el recital de esta noche (miércoles 15 de diciembre de 2010), que dentro del ciclo que organiza José Naveiras para La Vida Rima en el Badulake Klub (c/ Salitre, 3, Lavapiés, MADRID), versará sobre la Violencia en todas sus vertientes. Será a las 21:00 horas. Allí nos veremos las caras Juan Carlos Pérez Medina y un servidor, Luis Morales, dispuestos a debatir poética y civilizadamente sobre el asunto. Veremos como acaba la noche.

Os esperamos.

sábado, 11 de diciembre de 2010

HISTORIAS BAJO CERO EN EL ENTRELÍNEAS LIBREBAR


Ahora que se acerca el invierno y las temperaturas descienden nada como disfrutar de una velada de cuentos a la luz de la lumbre... bueno, si es que tenéis una buena chimenea y unos cuantos amigos disponibles. Si no es así, lo que podéis hacer esta noche de sábado (11 de diciembre de 2010) es acudir al Entrelíneas Librebar (c/Gonzalo de Córdoba, 3, Metros Bilbao / Quevedo, MADRID) a eso de las 21:30 para escuchar y/o contar cuentos, poemas e historias propias o ajenas sobre el FRÍO, que es el tema de este mes. No os lo perdáis. Os quedaréis helados.

viernes, 10 de diciembre de 2010

INVERSO 2010


Si queréis poesía de verdad, no os podéis perder esta noche de viernes (10 de diciembre de 2010) este INVERSO 2010, una nueva edición del Festival de Poesía Independiente que organiza Marcus Versus (Editorial Ya lo dijo Casimiro Parker). Un lugar inmejorable (Sala Clamores, c/Alburquerque, 14, Metro Bilbao, MADRID) y unos invitados de lujo son los ingredientes para una velada imprescindible. Música, performance y verso, sobre todo el verso forjando un espectáculo integral. La sesión comenzará a las 20:00 horas. Entrada: 5 €.
Participarán siguiendo este horario:

20,10 REFUGIO EN EL DESIERTO
ASOCIACIÓN POR LOS DERECHOS DEL PUEBLO SAHARAUI
20,30 DANIEL ORVIZ
20,50 ANTONIO RÓMAR
21,10 MARÍA ELOY-GARCÍA
21,30 CARLOS SALEM + SARA MARTÍNEZ
21,50 MEDELIA
22,10 MAITE DONO + JAVIER MONTERO
22,30 IRENE LA SEN + XARRO DE LAS CALAVERAS
22,50 JUAN CARLOS MESTRE + VANESA PÉREZ-SAUQUILLO
23,10 CAPMAN

PERFORMANCE EL ELEFANTE ROSA


Para más info podéis acudir al blog de INVERSO 2010.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

I JUST BELIEVE IN YOU (TREINTA AÑOS DESPUÉS)


Han pasado treinta años desde que John Lennon fuera asesinado. El mundo sigue siendo igual de injusto que entonces. E incluso hoy en día es difícil seguir creyendo en uno mismo...




En Youtube.

viernes, 3 de diciembre de 2010

RAINER MARÍA RILKE ECHA EN FALTA A EURÍDICE

Orfeo sacando a Eurídice del Hades, de Jean-Baptiste-Camille Corot

Rilke rebuscó en los infiernos, como Homero y Dante, como Rimbaud. Y también reconstruyó metafóricamente los mitos del pasado. En este poema se disfraza de Orfeo para constatar la irreversible pérdida.

XXV

Dich aber will ich nun, Dich, die ich kannte
wie eine Blume, von der ich den Namen nicht weiß,
noch ein Mal erinnern und ihnen zeigen, Entwandte,
schöne Gespielin des unüberwindlichen Schrei's.

Tänzerin erst, die plötzlich, den Körper voll Zögern,
anhielt, als göß man ihr Jungsein in Erz;
trauernd und lauschend –. Da, von den hohen Vermögern
fiel ihr Musik in das veränderte Herz.

Nah war die Krankheit. Schon von den Schatten bemächtigt,
drängte verdunkelt das Blut, doch, wie flüchtig verdächtigt,
trieb es in seinen natürlichen Frühling hervor.

Wieder und wieder, von Dunkel und Sturz unterbrochen,
glänzte es irdisch. Bis es nach schrecklichem Pochen
trat in das trostlos offene Tor.

RILKE, R.M., Die Sonette an Orpheus, 1923


XXV

A Ti te recordaré, a Ti, a quien conocí,
como una flor de la que ignoro el nombre,
ahora una vez más, te mostraré a ellos, hurtada,
hermosa compañera del grito insuperable.

Danzarina primero, de repente detuvo
su cuerpo, todo dudas, cual vaciando en bronce su ser joven;
entristecida y a la escucha. Entonces de los altos poderes
le cayó la música en el corazón cambiado.

Cercano estaba el mal. Ya presa de las sombras
empujaba la sangre oscurecida, pero, como en fugaz sospecha,
brotó a su primavera natural.

Una y otra vez, por la negrura y la caída interrumpida,
brilló terrena. Hasta que tras llamear con terribles golpes,
entró por la puerta inconsolablemente abierta.

RILKE, R.M., Los sonetos a Orfeo, 1923


jueves, 2 de diciembre de 2010

THE PURSUIT


Jamie Cullum sacó su cuarto disco de estudio, The Pursuit, hace un año más o menos (en noviembre de 2009). Este treintañero con cara de niño era todavía veinteañero cuando pegó el bombazo con su Twentysomething (2003), un álbum en el que mezclaba temas nuevos con covers jazzy de grandes éxitos del pop-rock. Qué os puedo contar que no sepáis. Este Jamie es un músico curtido en locales pequeños y jams, sabe moverse entre el público, con el público, y el jazz corre por sus venas, pero también otros estilos. No aburre como otros que van de crooners del siglo XXI, sino que rejuvenece los clásicos (del jazz, del pop) de una manera accesible. ¿Es eso bueno, o malo? Yo creo que bueno.
El hecho es que el fin de semana pasado disfruté de su concierto en Valladolid (regalo de mi chica), perteneciente a la gira que está llevando ahora por Europa con The Pursuit. Mucho frío, un polideportivo no demasiado lleno. Y de ese concierto destaco sobre todo dos cosas: primera, que su público era de los más variopinto, adolescentes bailongos, señoras de visón, brujas-avería, personajes salidos de la antigua RDA, modernos beatniks, adoradoras del swing, rubias de mecha y perla o barbudos como yo; segunda, que, como luego comentaba mi chica, Jamie Cullum no estaba dando un concierto, sino, entre broma y broma, una clase de música en directo, mezcla armónica de canciones incluida. Además su banda no es de atrezzo, y él mismo no se limita a acompañarse con el piano cuando canta, sino que se introduce con acierto en la dificultad de cada melodía. Resultado: dos horas de alta intensidad emocional.
La verdad es en estudio no está mal, pero lo gana todo en el directo.
Por poner un ejemplo de su labor humanitaria, os dejo esta versión del tan cacareado tema "Don't Stop the Music", una nadería pop de masas (que me perdonen los fans de Rihanna) de la que saca petróleo.



En Youtube.