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lunes, 15 de septiembre de 2014

EL BALCÓN DE JULIETA


JULIETA
¡Ah, Romeo, Romeo! ¿Por qué no expulsas a esa turba de turistas mistificadores, a esos que lo dejan todo perdido con sus candados y sus firmas en los muros, a los que no perdonan un selfie? Dime, Romeo, por qué no les confiesas que nunca existimos, que ni siquiera estamos ahora aquí, que Shakespeare no pisó jamás Italia, que este balcón de Verona es falso, que el anfiteatro de la ciudad sí es Historia y está bien conservado, que solo somos sombras, criaturas de tinta sobre papel, ilusiones de amor, ficciones, sueños de polvo y arte, moneda de cambio, estrategia de mercado.
ROMEO
No me creerían, Julieta. O en cualquier caso admitirían que nadie es perfecto.

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