


Esa sensación reminiscente me mantuvo en vilo un par de días. No sabía que era, pero lo tenía en la punta de la lengua (o de alguna parte del cerebelo) sin decidirse a salir, hasta que me comí esta mañana un Danonino (vaya confesión) y se me encendió la bombilla (si, esa, la de mínimo consumo).
En las imágenes inferiores veréis a lo que me refiero: curiosos contrastes, lindas fauces fósiles, tradiciones arraigadas de este planeta imaginario.
Semana Santa 2009 Madrid Contrastes
asinq desañunando danoninos
ResponderEliminarjajaja
Licencias poéticas, amor por los petit suisse... La vida es ansí
ResponderEliminar