LUZ OSCURA
A lo lejos el murmullo
la voz el cálido alud,
la música que balbucea
como un minuto mortal
en la tormenta de arena.
Alguien se dejó la radio puesta,
el vasto silencio quedó
por un instante relegado
a onda incompleta;
casi nada crece aquí
sino el tránsito de un bucle abrupto
donde se desgañita Reed y huele
a mi viciosa canción favorita.
En el tímpano se amartilla el labio,
repito el despiadado gesto intruso
y busco el receptor, despedazado,
detrás de qué cortina, en qué ciudad trunca.
Pero estoy desierto, sobre el filo y el espejo.
En la ilusión del soplo polvo de válvulas,
lágrima tintada destiñéndose, vidrio,
trazas de azul en un rincón sin guitarras;
hay albores, no esperanza, se fue el tiempo;
la luna se extravía;
la oscura claridad va y amanece.
Y dirán que no es poco, que es luz al fin y que la esperanza es construcción de nosotros. Estar desierto quizá sea lugar de futuros oasis -perdon por el lugar común- y entre murmullos y azules nos esperen nuevas luces, nueva poesía.
ResponderEliminarMe ha gustado lo que escribiste.
Te saludo.
va y amanece...
ResponderEliminarme encantó
¿bueno, tú y yo, cuándo?
bs