Incolora
ruina
entablamento
antiguo
geométrico
vestal
mi mano lejos
acaricia;
puertas de viento
mi mano
en el aire golpea,
puertas de un templo
abierto.
Alíviame,
bóveda vientre
donde toda luz
varía extinta,
que los hijos de la fe
duermen tranquilos,
alíviame
y que el aire ya no venga
a contemplarme,
que sea esta frontera
de inquietud
jamás por el aire contemplada,
absorta en el callar
de la palabra,
en el fragor
de este silencio.
Luis Morales Templo Poesía El Vértice Inconstante
Mmmm,maravilloso el templo del que habla,y cada palabra que golpea los ojos,simple pero contundente. Me gusta. Hoy lo encontré en mi recorrido,y vaya que me ha parecido una genial casualidad. Si no le molesta,le seguiré,sus gustos son exquisitos. Un saludo. Makeda.
ResponderEliminarPor supuesto que no me molesta, es más, estoy encantado. Un saludo
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