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viernes, 16 de febrero de 2024

EL PULSO HERIDO, DE DANIEL HERRERA

El pulso herido, de Daniel Herrera

¿Qué puedo contar de este libro que al fin tengo entre mis manos? Me abalanzo sobre el objeto singular temblando de emoción. Sobre el texto impreso. Aún virgen, ajeno a cualquier guía. Ávido de sorpresa. Hacía tiempo que, como lector, no experimentaba algo así. Y es que no todos los días se puede leer en la piel de un amigo. Encuentro una envoltura perfecta marcada por el movimiento. Atravieso la ciudad en el corazón de la serpiente. Vuelvo a casa después de la presentación de El pulso herido y ya estoy devorando las primeras páginas. El vagón de metro se agita mientras una de mis manos se independiza. Apenas acierto a bajarme en mi estación. Tengo que detenerme, cubrir el libro bajo el ala izquierda ante la intermitente lluvia. Empezar esta lectura me ha llevado a otro tiempo y ahora emerjo a la realidad un poco desorientado, buscando las llaves en el bolsillo. El rumbo hasta el portal en los espejos.

No todos los días se puede leer en la piel de un amigo, y eso parece deliberadamente extraño. ¿Cómo me habría enfrentado a las palabras de Cortázar de haberlo conocido personalmente? ¿Cómo hubiera buceado en las de Hemingway o de Cervantes, en las de tantos otros, si hubiera compartido con ellos un sinfín de momentos personales y la locura de la búsqueda? Como viejos camaradas recorriendo casas y bares y atriles. Siento una extraña mezcla de expectativa cumplida y de memoria. Cuando merodeo por los relatos de Daniel Herrera lo primero es el recuerdo de innumerables veladas, años de juventud enteros en los que la ficción era lo más importante. Los temas. Las tramas. La forma. El extrañamiento. El manuscrito. ¡Cuántas horas febriles ardieron en nuestros cuentos! Sí. La locura nos envolvía con entusiasmo en aquella búsqueda.

Definitivamente es un privilegio. En los intersticios que me deja lo cotidiano recorro poco a poco los relatos. Y me voy dando cuenta. Del hombre del profesor del padre del viaje del estupor. Del intertexto a la transferencia biográfica. Juraría que reconozco ciertos contextos. Porque he doblado las mismas calles, me asaltan barrios conocidos y a menudo las conversaciones compartidas como los tableros de ajedrez. Porque posiblemente amemos de forma consciente ciertas antologías y coincidamos en la brillantez de algunos párrafos. Es el Daniel que conocía. Pero también está el que viene de lejos. Una experiencia americana que no puede negar. Una familia forjada. El amor. La devoción literaria. La condición de migrante. El confinamiento. El tedio. Tal vez un extraño personaje que despierta en tierra de nadie. Un cielo asombroso acaparando el gran plano general. La vegetación del sur de California. La carretera. Los lugares en los que escribe posibles futuros y toma un ácido café sin azúcar. Tener al amigo que ya era y al que llega al mismo tiempo es algo que no sucede habitualmente, reconozcámoslo. Soy un lector afortunado.

Pero todo esto no me desvía de texto. Me deslumbran los finales. Las falsas salvaciones. La paulatina separación de las palabras. La determinación creativa y metalingüística. Tal vez no conozcáis en persona al Daniel Herrera que ha escrito El pulso herido, pero lo que es seguro es que en ese texto podréis descubrir una de las voces más interesantes del momento. El Daniel narrador estará ahí, posibles, desconocidos lectores, interpelándoos directamente, deslumbrando con el juego y el lenguaje, usando de una manera magistral la segunda persona del singular, regalándoos un ramillete de personajes que intentan doblegar su delirante inarmonía, haciendo que lo cotidiano sea increíble y a la vez que lo fantástico se cuele en la estricta parcela de la realidad. Y eso también es una suerte de privilegio. Lo inolvidable. Descubrir algo así por primera vez.

El pulso herido reúne trece relatos imprescindibles de Daniel Herrera ilustrados con maestría por Andrea López Montero. La edición impecable de Piezas Azules Editorial enmarca con la calidad que merece un texto que no deberíais dejar de leer. Podéis encontrarlo en distintas librerías o en la web de la editorial, creo que por aquí. El libro. Y también al autor, en las presentaciones venideras. Futuros lectores, es vuestra hora de investigar.

PD. Sí, el que sale en la imagen es Daniel Herrera. Ya sabéis. Parece dormido. Tal vez sueña. O tal vez es el soñado de quien sueña. Hegeliano. Borgiano. Herreriano. No lo despertéis aún, e id leyéndolo.

 

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