El concierto del huevo, de El Bosco |
Alguna rondalla azul se juramentaba en la redondez de los postigos. La sombra bostezaba. Los intrépidos domadores de pulgas disponían sus trampas esquizoides. Desperté, aspirando las hélices turbadas y foscas, y los dedos sediciosos florecieron, y esta vez los pechos cautivaron el aliento entrometido.
El vulgar acabamiento sobre un cuerpo expoliado a la noche y sus convulsiones salinas sugería una acto despiadado de hermosura.
Pensé en otro final mientras se excitaba a través de la barreras del sueño: a través del tiempo penetré a la diosa.
Los labios fueron encajando todo mi furor ígneo. Hendidos, inquietando el ángulo del rito. Aferrándose, muslo a muslo en precipicio. Armónicos, porque asolaban la ciudad entera y hasta un mundo nuevo en permanente gestación mientras yo los liberaba esparciendo como un profeta inhábil toda la melancolía.
En la curva del vientre, asediado por simas olorosas y anaqueles, hallé mi sumiso escorzo y escuché entonces. El texto y el retoño crecían, ovíparo perfecto, al otro lado del puente.
Ella aún dormía. Pude abrir los ojos desde.
Poema en prosa incluido en Realidad, publicado en 2013 por LVR[ediciones.
Podéis encontrarlo vía online en La Clandestina Online o en Palimpsesto 2.0.
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