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lunes, 20 de septiembre de 2010

LABORDETA FOREVER

Ilustración de José Luis Cano

Como siempre llegamos tarde para decirle a la gente a la cara todo lo que la queremos, y ese es el doble filo infame que tiene la muerte, un hecho intransferible que implica nuestra desaparición física en la práctica y a la vez nos hace visibles en forma de recuerdos (personales y/o colectivos). En el caso de aquellos que han disfrutado más o menos de la fama y la difusión de su existencia, todo esto resulta todavía más patente.

Este 19 de septiembre de 2010 le tocó el turno de marcharse a José Antonio Labordeta, por lo que de nuevo llegamos tarde para decirle que su música defendió como la que más la libertad en tiempos funestos no tan alejados, y que luego aprendimos a respetar el camino y la tierra siguiendo sus pasos sencillos, que aún rebuscamos en su mochila y le damos a la bota de recio Cariñena, y que además intuimos en su sombra la estirpe olvidada de los políticos honestos.
Llegamos tarde, sí, pero es que no podemos cambiar. Así somos.

SOMOS

Somos
como esos viejos árboles
batidos por el viento
que azota desde el mar.

Hemos
perdido compañeros
paisajes y esperanzas
en nuestro caminar.

Vamos
hundiendo en las palabras
las huellas de los labios
para poder besar

tiempos
futuros y anhelados,
de manos contra manos
izando la igualdad.

Somos
como la humilde adoba
que cubre contra el tiempo
la sombra del hogar.

Hemos
perdido nuestra historia
canciones y caminos
en duro batallar.

Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas,
para poder andar

tiempos
que traigan en su entraña
esa gran utopía
que es la fraternidad.

Somos
igual que nuestra tierra
suaves como la arcilla
duros del roquedal.

Hemos
atravesado el tiempo
dejando en los secanos
nuestra lucha total.

Vamos
a hacer con el futuro
un canto a la esperanza
y poder encontrar

tiempos
cubiertos con las manos
los rostros y los labios
que sueñan libertad.

Somos
como esos viejos árboles.





En Youtube.

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