Qué mano furtiva arrancará
la profunda raíz de mi tristeza,
quién recogerá las copas
de este líquido azul
que ensimisma las máscaras.
Alzaría la mía
en hervores de tinta
y nubes más soberbias
que cualquier mejilla,
tendría en el labio
esa voz que cambia el mundo,
que lo hace visible
mientras se esfuma, imprecisa.
Alzaría en ti la voz,
aunque nunca te lo diría.
Poema del día: "A una señora casada, a quien aborrecía su marido", de María
de Santa Isabel (España, 1613-1665)
-
Divino hechizo de amor,
en quien se admiran a un tiempo
la discreción y la hermosura
en iguales paralelos,
a todo sentir del alma
todo penar del deseo
just...
Hace 4 horas
espectaculares versos. Bravo
ResponderEliminarZenkiu broder!!
ResponderEliminar