Para regresar, no se me ocurría nada mejor que compartir un pedazo de esta obra maestra. En realidad hay poco que decir, o tal vez haya que decirlo todo. Aconsejo a los incrédulos que todavía no le han encontrado la gracia a 2001: Una odisea del espacio (1968), que vuelvan a verla una y otra vez. Más allá de monolitos más o menos extraños, Kubrick habla del hombre y su relación con la creación (como criatura, como creador, como dominador y dominado).
De sus cuatro partes me quedo con El amanecer del hombre. Uno de los comienzos más brutales de la historia del cine. Fondo negro que dura minutos eternos mientras la música nos atenaza. BIG BANG. Y después de la mayor elipsis temporal jamás creada, el nacimiento del hombre. Así habló Zarathustra. Apenas diez minutos resumen miles de años de evolución de nuestra especie hacia la conquista tecnológica y la dominación de los otros. ¿El culpable? Por supuesto, Stanley Kubrick. Siempre imprescindible.
Nada más que decir. Cada imagen de este inicio vale más que mil palabras. Ahí os las dejo:
En Youtube.
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