Qué rabia, acordarse de los buenos cuando ya se han ido. Adiós, Félix, Grande. Quedará la palabra.
CASIDA DE LA ALTA MADRUGADA
Cuando te acuerdes de mi cuerpo
y no puedas dormir
y te levantes medio desnuda
y camines a tientas por tus habitaciones
borracha de estupor y de rabia
en algún lugar de la Tierra
yo andaré insomne por algún pasillo
careciendo de ti toda la noche
oyéndote ulular muy lejos y escribiendo
estos versos degenerados.
GRANDE, F.
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