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jueves, 30 de enero de 2014

CASIDA DE LA ALTA MADRUGADA, DE FÉLIX GRANDE


Qué rabia, acordarse de los buenos cuando ya se han ido. Adiós, Félix, Grande. Quedará la palabra.

CASIDA DE LA ALTA MADRUGADA

Cuando te acuerdes de mi cuerpo
y no puedas dormir
y te levantes medio desnuda
y camines a tientas por tus habitaciones
borracha de estupor y de rabia

en algún lugar de la Tierra
yo andaré insomne por algún pasillo
careciendo de ti toda la noche
oyéndote ulular muy lejos y escribiendo
estos versos degenerados.

GRANDE, F.

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