Delfos desde la cima de la colina en el verano de 2006. En primer término un teatro ergonómico que aprovecha la estructura del terreno. Justo a su izquierda, seis columnas rotas, todo lo que queda del templo de Apolo, de dimensiones casi humanas. Recuerda aquella vieja historia, la de las águilas de Zeus que sobrevolaban los cielos cercanos a lo que después sería este apolíneo santuario, portando entre sus garras todas las obsesiones del dios de piedra y trueno, recuerda el cruce de vientos donde se encontraron, cómo vino a resbalárseles el destino en pleno estupor aéreo para incrustarse en las primeras estribaciones de la ladera, muy cerca del monte Parnaso, y cómo el dios portador de Égida, después de mucho deliberar, optó por dejarlo allí, gran Ónfalo, en el mismísimo ombligo del mundo, y establecer allí un oráculo.
Poema del día: "A una señora casada, a quien aborrecía su marido", de María
de Santa Isabel (España, 1613-1665)
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Divino hechizo de amor,
en quien se admiran a un tiempo
la discreción y la hermosura
en iguales paralelos,
a todo sentir del alma
todo penar del deseo
just...
Hace 3 horas
Uo, ciudadano ónfalos. Yo estuve allí en el 2001 (¿? creo) Recuerdo la parte no arqueológica, un pueblo curioso (con un garito infame y ántrico)
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