Yo mismo que era agua destrabándose secreta y vengo en un río de voces caricia para engendrarte meandros en la espalda donde ya se extravía el primer Hölderlin, o redivivo alcanzo en el hueco humano la humedad su mecanismo, sed una lágrima ondina en el espejo líquido perpetuo hasta en ti me confundo.
Los cauces perversos que no saben contestarme.
joder.
ResponderEliminar¡qué ritmo!
maencantao, luis.
Zenquius.
ResponderEliminarQue la poesia fluya...
JE, JE