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sábado, 11 de octubre de 2008

AFORTUNADO EL HOMBRE SIN


Esta es mi traducción sui generis de un hermoso y contundente poema del poeta y dramaturgo Bertolt Brecht (el simpático señor de la foto) que aparecía constreñido en boca de un Mack the Knife colgado de La ópera de ocho cuartos y fue posteriormente remozado por el grupo australiano Dead Can Dance para hacerme tambalear sobre escuálidos cimientos: "How fortunate the man with non", que aparece en el album Into the labyrinth de 1993. Por ahí pululan otras traducciones mejores, pero es que lo mio es la traición... je, je.
Espero que os guste.

AFORTUNADO EL HOMBRE SIN

Ya vísteis al sagaz Salomón,
sabéis qué fue de él,
al que todo lo complejo resultaba claro.
Maldijo la hora en la que fue a nacer
al ver que todo había sido en vano.
¡Qué grande y sabio fue Salomón!
El mundo no pudo esperar,
sino que siempre hacia delante seguía.
Su sabiduría lo condujo a este estado.
Afortunado el hombre sin.

Recordaréis también al valeroso César,
conocéis cómo acabó.
Lo deificaron en vida
para luego asesinarlo igualmente.
Y mientras descargaban la daga mortal
cuán alto gritaba: ¡tú también hijo mío!
El mundo no pudo esperar,
sino que siempre hacia delante seguía.
Su valor lo arrojó a este estado.
Afortunado el hombre sin.

Sin duda habréis oído hablar del digno Sócrates,
el hombre que jamás mintió:
no se lo agradecieron como tal vez pudiérais pensar,
sino que aplicaron a rajatabla las reglas para constreñirlo
hasta poner, en sus manos, la cicuta.
¡Qué honrado era el noble hijo del pueblo!
El mundo no pudo esperar,
sino que siempre hacia delante seguía.
Su honestidad le empujó a este estado.
Afortunado el hombre sin.

Aquí podéis ver a un pueblo honorable
que interpretó a su modo las leyes de Dios,
tan lejos que todo perdió su sentido.
Tú, que tan cómodo y caliente te sientas en tu sofá,
ayúdanos a aliviar nuestro amargo sufrimiento.
¡Con cuánta virtud habíamos comenzado!
Pero el mundo no pudo esperar,
sino que siempre hacia delante seguía.
Fue el temor de Dios lo que nos lanzó a este estado.
Afortunado el hombre sin.

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