Así que sangre
en la noche más fría del siglo,
hasta las bocas humean
un sabor de alcantarilla
(perderse en ella así,
así que sangre idéntica).
Nubes azoran el pálpito
con inquietud giratoria,
las nubes rojas que cortan,
los pasos perdidos, devastados.
No de un nombre,
hablar de un pie quebrado baste
(que defina sin saberlo,
cercándote de ingratitud
hasta allí donde me oculto yo).
Así que sangre idéntica
en la noche más fría del siglo,
líquido paralizado de una copa imperfecta,
forja de infierno enganchada a un gesto.
No me entiendes (se infiltra Malasaña
y otra cerveza me quiere destruir).
Poema del día: "Los testigos oculares", de Carlos Martínez Rivas
(Nicaragua, 1924-1998)
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—Se ve lo que no se toca
Todo esto vimos:
Vimos la cañada
en la que el plátano en harapos
se...
Hace 3 horas
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