La cara de Desmond es una realidad metafórica. Su gesto de sorpresa resume a la perfección las sensaciones propias y extrañas que han experimentado nuestros cuerpos (y nuestras almas) después del deseado final de Lost. Sorpresa y contrariedad. Antonomasia de miles de rostros. Cuando casi todo queda sin explicar. En fin, estos son los caminos de la ficción. Carrascal no da crédito al asunto y ha pedido su reingreso en Antena 3 para volver a mirarnos con esa cara que pone en la foto de archivo.
Y aún así hay seguidores de la serie que, tras el palo recibido, ahora dicen que, poco a poco, se van reconciliando con el final catastrófico, quizá consigo mismos. De nuevo estamos ante circunstancias difíciles de entender. Seis temporadas seis. Se dice pronto. No nos extraña que a Bruno Ganz le hierva la sangre. No sólo por ese ridículo bigote que le han colocado para emular a un tal Hitler en El hundimiento, sino por un final que en ningún caso cabía esperar (por facilón).
Sobre ese asunto tenemos en exclusiva la reacción del actor (o del personaje) tras ser informado del estado de las cosas. Unos amigos me mostraron el siguiente documento histérico (digo histórico), y ya no he podido dejar de reir. Aunque los seguidores de Lost ya lo habrán visto, es posible que alguno de vosotros no. Yo así también me rindo.
Video en Youtube.
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Pero entonces... ¿seguimos sin saber quién mató a Laura Palmer?
ResponderEliminarJa ja ja! otra serie miticonírica, la de Twin Peaks: un detective forastero con grabadora, un extraño baile, la música de Badalamenti y el silencio misterioso del pueblo: América profunda.
ResponderEliminarSólo me quedó claro que se pueden anudar los cabos de cereza con la lengua.