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martes, 7 de agosto de 2012

HIJOS DEL MAR


No es fácil que resistan mucho más,
ecos sin timón y amordazados gestos,
y es que desconocen nuestros hijos
que el mar se atraviesa lentamente.

No, no es fácil que resistan,
se encaminan delirantes a la muerte
y sus nebulosos ojos siempre sueñan
porque están dormidos.

Hay una voluntad que a ellos nunca afecta,
no temen al destino porque son valientes,
pero este desprecio llevará
siempre consigo una condena
que a otros resulta obvia.
Hoy todo es triste
para los mares en calma,
porque los hombres
los contemplan desafiantes,
porque han olvidado su irreparable pequeñez
mientras el más cruel de los antiguos dioses
prepara tempestades con que vengarse.

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