Cada vez que te observamos,
sabiendo que todo carece de importancia,
nos aflige el daño prematuro que te invade
y el peso de la mirada ausente nos estremece.
No podemos borrar los instantes de este espacio,
ni ofrecerte tantas sombras aparentes de consuelo
que hasta soslayar la cruda noche te sea dado.
Acepta, pues, la copa del único presente,
persigue certero nuestro humilde consejo
si procuras algo más que un loco abismo,
abandona los pasos que zahieren,
no huyas, sino salta hacia delante,
camina silencioso sin girarte,
destierra aquella ruina constante,
aquel resquebrajarse sin remedio
que es la oscuridad,
porque –y nos lo dice la experiencia-
aquí los sueños no retornan
y conocemos
que la vida enferma.
Poema del día: "El primer día sin mi padre", de Tatiana Grosu (Moldavia,
1999)
-
No recuerdo cómo fue.
Ni siquiera sé desde cuándo debería contar
dos días acostado en una caja de madera
en la habitación donde nadie ha vivido desde enton...
Hace 1 día
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Dádle voz al oráculo