Cada vez que te observamos,
sabiendo que todo carece de importancia,
nos aflige el daño prematuro que te invade
y el peso de la mirada ausente nos estremece.
No podemos borrar los instantes de este espacio,
ni ofrecerte tantas sombras aparentes de consuelo
que hasta soslayar la cruda noche te sea dado.
Acepta, pues, la copa del único presente,
persigue certero nuestro humilde consejo
si procuras algo más que un loco abismo,
abandona los pasos que zahieren,
no huyas, sino salta hacia delante,
camina silencioso sin girarte,
destierra aquella ruina constante,
aquel resquebrajarse sin remedio
que es la oscuridad,
porque –y nos lo dice la experiencia-
aquí los sueños no retornan
y conocemos
que la vida enferma.
Poema del día: "La llamada", de Charlotte Mew (Gran Bretaña, 1869-1928)
-
Desde nuestro asiento junto al fuego
donde hemos dormitado, soñado, observado el resplandor
o amontonado las cenizas, tan quietos que
apenas intuíamos el s...
Hace 8 horas
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Dádle voz al oráculo