Cuando era pequeño desconocía la inexistente relación entre el barbado y sesudo Karl Marx y estos hermanos locos y desternillantes que me hacían partirme de risa en esas viejas películas de los años treinta que de vez en cuando pasaban por la tele. Para mí el marxismo era sinónimo de comedia. En realidad nunca tuvieron nada que ver. Sólo años más tarde subsané ese error (si es que fue un error, je, je) y aprendí a valorar las cosas en su justa medida, comulgando, eso sí, con ambas visiones de la vida. Supe del opio del pueblo, del pane et circus, pero al mismo tiempo era agradable dejarse seducir por el modo en que los Hermanos Marx se reían de la vida y las costumbres burguesas de su época. También comprendí que había distintos tipos de humor y que este, el de Groucho, Chico y Harpo (obviamos al triste Zeppo, ese galán que no estaba a la altura de sus feos hermanos), era, más allá de lo que muchos puedan pensar, extremadamente inteligente, vanguardista y transgresor. Olvidadas sus películas, borrados los aburridos números musicales de arpa y piano, en la memoria se dibujan poco a poco secuencias míticas e inmortales: el más madera, la parte contratante de la segunda parte, el baile de los espejos y, por supuesto, la fantástica y surrealista escena del camarote.
Imagen: un camarote en el que a duras penas cabe una persona, y en el acaban entrando hasta dieciséis individuos.
El camarote abarrotado pertenece a la que puede ser, junto a Sopa de Ganso, la mejor comedia de los Hermanos Marx: Una Noche en la Ópera, dirigida por Sam Wood en 1935, primera experiencia de los cómicos con el león de la Metro. La producción de Irving G. Thalberg da sus frutos. Ni siquiera un mundo tan serio como es la ópera se les resiste. El argumento, tan inconsistente como siempre: los hermanos ayudan a dos cantantes enamorados mientras provocan el caos en la representación de Il Trovatore. La película alcanza un enorme éxito, y durante décadas (hasta que público y crítica echa un segundo vistazo a las películas de la Paramount), es considerada su mejor obra.
Desde luego la secuencia lo es: 7 minutos, dos tiros de cámara, una multitud y una bocina. Cada vez que la reviso aguardo con la carcajada retenida ese momento en que Margaret Dumont abre de nuevo la puerta...
Título: Una noche en la Ópera (1935)
Título Original: A Night at the Opera (EEUU)
Dirección: Sam Wood
Producción: Irving G. Thalberg
Reparto: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Margaret Dumont, Siegfried Rumann, Kitty Carlisle, Allan Jones.
Cine Hermanos Marx Camarote Una noche en la ópera
Poema del día: "Hormigas", de Jacinto Fombona Pachano (Venezuela, 1901-1951)
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Las torres y los edificios
más viejos y más altos, creían
que todo era de dulce.
...Por las hormigas.
Que bastaban unas cuantas gotas
en el mapa...
Hace 6 horas
en cierta forma es un canto a la esperanza,jajaja, o al par de huevos "¿que no entramos? por mis cojones que sí" Claro, pero dicho mucho más fino, es que yo soy de barrio.
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