Podré recordar la hoja de seis dedos
impresa en el plástico,
retornaré sin duda en la memoria
de neones insólitos y algo simples
como una sombra borrosa más,
inclinada en la llama y la hebra y el señuelo.
Será tu imagen guardián de mi espalda,
la luz que se adentra para salvarme del chasquido
cuando cruzo despistado cada noche
las vías medio vivas de la Rembrandtplein.
Ik zie je graag.
No tendré que buscarte en otro gesto
porque siempre inundarás de voz mi calma,
no tendré que buscarte soñando amaneceres sin techo,
imaginando la curva bajo las sábanas,
bajo la cortina de lluvia que resuena en el baño
mientras aquí proclama borborigmos
el indolente café de los domingos.
Volverás a regalarme el borde de las calles
como ese dulce endurecido en el que resuenan todavía los dientes,
y en las terrazas madrugadas,
habitadas por el viento solamente,
ajenjo amor, deleite.
Yo mismo engendraré los restos
de alguna de mis vidas,
pediré la cuenta en mal inglés,
y abriré la puerta,
como una sombra más,
esfumándome en la llama y la hebra y el señuelo.
Luis Morales Poesia Rembrandtplein
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