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martes, 30 de junio de 2009

864 - 22,50 - 200.000 (LA NUMEROLOGÍA DE MILLENNIUM III)

864 páginas, 22,50 euros por unidad, 200.000 ejemplares vendidos el día de su lanzamiento en España, este país que no lee. Así de fríos son los números, así de claro nos hablan de la repercusión que La reina en el palacio de las corrientes de aire, tercera, definitiva y esperada parte de Millennium, la gran obra póstuma de Stieg Larsson, está teniendo en este país, que no lee. Si hacemos cuentas, Destino, la editorial que lo publica, se llevó tan sólo en ese día unos 4.500.000 euros y los españolitos y residentes en la piel de toro iletrada se llevaron para casa un total de 172.800.000 páginas, con el consiguiente empeoramiento general de las hernias de disco. Si a eso sumamos los ejemplares I y II de la trilogía que más de uno se habrá decidido a comprar por aquello de tener el "pack completo" para leerselo en la playa este verano podemos llegar a las siguientes conclusiones:

1. Este país sí lee, o dice que lee. Por lo menos compra (y a buen precio) algo susceptible de ser leído, con lo cual alguien miente cuando las editoriales hablan de crisis del sector.
2. Si alguien se pasa tanto tiempo este verano en la playa como para leerse las 2.500 páginas aproximadas de la trilogía completa debe de tener una vida de lo más aburrida, o al menos parte de un chip perteneciente al robot de Cortocircuito implantado en el cerebro.
3. Es una pena que Stieg Larsson no escribiera una cuarta parte de esta historia. Con una trilogía no hay manera de equilibrar el tresillo.
4. También es una pena que Stieg Larsson muriera sin ver publicada su obra ni saborear las mieles del éxito. Aunque esto es algo que le ha pasado, de una u otra forma, a más de un escritor. A Cervantes, por ejemplo. O a Kafka.
5. Definitivamente también es una pena que Stieg Larsson estuviera atrapado en ese limbo destinado a los escritores y periodistas que se hacen enemigos debido a su extraña y libre manía de contar las cosas que pasan o no pasan cuando y como les apetece (Salman Rushdie, Roberto Saviano...).
De los más de seis millones de ejemplares vendidos de la trilogía en todo el mundo, así como de los derechos de autor generados por la versión cinematográfica de Los hombres que no amaban a las mujeres, su viuda, Eva Gabrielsson, a pesar de convivir con Larsson durante treinta años, no verá ni un céntimo de euro. Todo por ese limbo del que hablaba.
Resulta que al no haberse casado con el escritor ni haberse inscrito en el registro como pareja del mismo no tiene ningún derecho sobre esa obra tan fructífera. Parece ser que no formalizaron su relación porque el escritor estaba amenzado de muerte por la ultraderecha y no quiso que existiera ningún papel con su nombre, ni una dirección, cualquier cosa que pudiera descubrir su paradero. Ahora todo el dinero de los libros va a parar a manos del padre y el hermano de Larsson, que han rehusado ceder nada a Eva.
6. Dan Brown tiene un sucesor mucho más potente y menos pretencioso en este reinado en el mundillo del bestseller.
7. Más allá de lo que diga la crítica o hayan querido insinuar las editoriales se confirma el gusto por las novelas de género policiaco (y por la novela negra en general) entre esos miles de lectores españoles que en teoría no leen, así que ojo al dato.
8. Más allá de lo que diga la crítica o hayan querido insinuar las editoriales se confirma el gusto por los títulos haiku, es decir, por los títulos de entre cinco y siete palabras (y a veces hasta más), así que ojo al dato.
9. En algún lugar he escuchado que apenas ha existido el marketing en el fenómeno Millennium. Quien dijo esa estupidez debía referirse al lanzamiento de la primera parte en Suecia, porque lo que es ahora... Creo que nunca se habló tanto del lanzamiento de un libro como en la presentación de La reina en el palacio de las corrientes de aire (ni siquiera con lo último de Harry Potter).
10. Por lo tanto, cuando llegue el día en que todos los telediarios anuncien la apoteósica puesta de largo de vuestro libro, ese día en que los flamantes ejemplares se apilen como ladrillos en las más selectas librerías, sí, ese día podréis acordaros de mí mientras os frotáis las manos y esperáis, simplemente, a que se abra el grifo y todo fluya.

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