Atendiendo a la normativa europea vigente, así como a las recomendaciones del Ministerio de Medio Ambiente y de algunos hipermercados, el Instituto Nacional de Empleo (INEM) ha decidido acometer una profunda reconversión en su sistema organizativo. Según fuentes más que secretas no hay marcha atrás. A partir del próximo año las bolsas de trabajo dejarán de ser de plástico. En aras a un mundo más sostenible resultaba extraño, contraproducente e incluso insano mantener operativas estas bolsas que tardan 400 años en descomponerse y de las cuales sólo se recicla el 10%. A este respecto la ilustre institución conmina a los parados a irse acostumbrando y propone alternativas como bolsas de papel de estraza como las que sirven para esconder el alcohol en los Estados Unidos o, llegado el caso, de cartón, material noble y maleable que además puede y debe ser utilizado por los parados para la confección de su propia vestimenta, como observarán en esta graciosa ilustración.
Pasada la primera criba (y sólo por justificar un poco más el sueldo de RRHH) es posible acceder a diversas entrevistas y pruebas de selección individuales y colectivas, a las que se recomienda acudir bien vestido para la ocasión (camiseta y calzoncillos bien planchados) y sin dejar absolutamente nada a la improvisación. Hay que tener siempre la cabeza sobre los hombros.
Sólo unos pocos tendrán la suerte de abandonar las largas filas ante la oficina de empleo, pero es que Ronaldo no hay más que uno (o dos). Sin embargo, cientos de ETT y ONG y CSI y CIA y ONU y CGPJ aconsejan no tirar la toalla y afrontar los fracasos como el paso previo a los futuros triunfos. Baste ver las caras de Oliver o Pep Guardiola después de recorrer el camino más largo hacia el éxito.
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