Primero arrancábamos las páginas, jugábamos a dispersar el conocimiento, hacíamos bolas de papel que lanzábamos alegres y poderosos al suelo igual que pequeños dioses al principio de la creación, o separábamos siempre las cubiertas de nuestros iniciáticos (y acaso más bellos) cuentos, aquellos en los que Alí Babá se resumía en el "ábrete sésamo" y Caperucita Roja era toda ojos y toda dientes de lobo malo.
Más tarde empezamos a fijarnos en las imágenes y descubrimos que el universo podía ser icónico, colorista, cromático, gigantesco. Llamamos a la puerta de los castillos y subimos por el tallo de las habichuelas, nos pusimos las botas y tocamos la luna.
Poco a poco, letra a letra, fuimos conociendo el significado de aquellos regueros extraños que mamá señalaba en los libros mientras nos contaba historias mágicas. Algo hizo clic. Nos transformamos en mariposas, con autonomía para volar. Poco a poco, letra a letra, tomamos el control de nuestros pasos. Nos esperaba un nuevo mundo. Habíamos aprendido a leer.
Recordamos haber utilizado largas tardes verano buscando tesoros, atravesando selvas, descubriendo el océano o el centro de la tierra. Recordamos haber conocido la alegría y el odio y el amor y el humor y el miedo. De haberlos reconocido en esa pila de páginas reflectantes. Sentados frente al libro que nos leía por dentro.
Cuando llegó el tiempo de las preguntas encontramos nuestros propios guardianes entre el centeno y nuestros budas y nuestros lobos esteparios. También (por suerte o infortunio) nos impusieron algún clásico. Para muchos no fue del todo llevadero. Las mariposas a veces se desorientan ante el exceso de estímulos externos.
Pero lo más curioso es que algunos de nosotros empezamos a recorrer el camino inverso. Mirábamos el espejo, las páginas escritas, con aire de interrogador, y las doblábamos, arañábamos, subrayábamos, buscando algún resquicio que descubriera la urdimbre, el artificio. Y atravesamos al fin el espejo cuando nos atrevimos a tomar un papel, un lápiz, un viejo cuaderno, o abrimos un nuevo documento de Word, y empezamos a escribir, también nosotros, nuevas historias.
Hoy seguimos leyendo todo lo que cae en nuestras manos, seguimos escribiendo todo lo que rezuma de nuestros cerebros. Pero también hacemos otras cosas, cada uno a su modo. Somos narradores contracorriente. Somos mariposas. Hemos atravesado el espejo.
Como hizo Esteban Gutiérrez Gómez al levantar la voz para poner de manifiesto la absurda situación del cuento en el panorama literario español.
Como hizo Gsús Bonilla al recoger el guante y afrontar el reto de una publicación dedicada exclusivamente al relato: Al Otro Lado del Espejo.
Como hizo La Vida Rima dándonos soporte para sacar este proyecto adelante.
Como hizo el equipo de trabajo de la revista, embarcado en este lío de años y lecturas e ilustraciones con toda la pasión del mundo.
Como hace ahora Ediciones Escalera al implicarse en la publicación de esta antología de cincuenta autores (y cincuenta historias) que resume y a la vez amplifica la trayectoria de la revista: Al Otro Lado del Espejo. Narrando Contracorriente.
Esta misma tarde de viernes (06 de mayo de 2011) la presentaremos en la Librería Cafetería La Marabunta (c/ Torrecilla del Leal, 32, Lavapiés, MADRID).
Allí estaremos Talía Luis y Daniel Ortiz (Ediciones Escalera) y Luis Morales como maestros de ceremonia y una importante representación de nuestros narradores contracorriente: Sonia Fides, Batania, Manu Espada, Iñaki Echarte Vidarte, Estelle Talavera, Ángel Muñoz (Voltios), Javier Serrano, Lola B. Gallardo, Alfonso Xen Rabanal, Mayte Sánchez Sempere, Andrés Portillo y alguno más...
Será a las 20:30 horas. ¿Os atrevéis a cruzar al otro lado?
Allí os esperamos.
Al Otro Lado del Espejo Narrando Contracorriente Ediciones Escalera La Vida Rima La Marabunta Lavapiés Madrid Presentación Convocatorias viernes 6 de mayo Luis Morales Relato Cuento Literatura Antología
Poema del día: "Me vas a dejar triste otra vez como anoche...", de Carlos
Edmundo de Ory (España, 1923-2010)
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Me vas a dejar triste otra vez como anoche
Y a ti te gusta estar pálida como anoche
El viento ulula ladran los perros como anoche
Ves que pongo en tu vient...
Hace 13 horas
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