Hoy mi hermano me ha recordado una de las definiciones del hombre contemporáneo más demoledoras que jamás haya leído o escuchado. La suelta esa excrecencia mental, esa especie de atemporal y redomado Mefisto manipulador llamado Tyler Durden en El club de la lucha (Fight Club), novela publicada por Chuck Palahniuk en 1996 y llevada con gran talento a la gran pantalla por David Fincher bajo el mismo título en 1999. El caso es que Brad Pitt y Edward Norton se salen de esa pantalla con sus desbordantes interpretaciones y el montaje a ritmo de videoclip que sustenta la película es francamente acertado, pero por encima de toda esa espectacularidad y de los sorprendentes giros del guión (de la novela), por encima de todo eso quedan los guiños, los discursos, los actos proscritos, los diálogos, las raíces de un texto abrasivo y actualizado que pone en su sitio a esta estúpida sociedad de consumo (que nos consume y nos seguirá consumiendo). Os dejo la tan trillada frase (gracias Jose):
Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine, o estrellas del rock. Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados.
El Club de la Lucha Fight Club Tyler Durden Chuck Palahniuk David Fincher Brad Pitt Edward Norton Consumismo
Poema del día: "Hormigas", de Jacinto Fombona Pachano (Venezuela, 1901-1951)
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Las torres y los edificios
más viejos y más altos, creían
que todo era de dulce.
...Por las hormigas.
Que bastaban unas cuantas gotas
en el mapa...
Hace 4 horas
muy mucha razón
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