En un lecho de ébano ornamentado
con águilas de coral, duerme profundamente
Nerón -inconsciente, tranquilo, y feliz;
en la plenitud del vigor de la carne
y el hermoso brío de la juventud.
Pero en la sala de alabastro que encierra
el antiguo larario de los Aenobarbos
qué inquietos están los Lares.
Tiemblan los pequeños dioses hogareños
y tratan de ocultar sus cuerpos insignificantes.
Porque escucharon un ruido siniestro,
un ruido mortal que asciende las escalas,
pasos metálicos que hacen estremecerse los peldaños.
Y desfallecientes ahora los míseros Lares,
se esconden en el fondo del larario,
se empujan unos a otros y tropiezan,
y un pequeño dios cae sobre el otro,
pues han comprendido qué clase de ruido es éste,
han percibido ya los pasos de las Furias.
Konstantino Kavafis Poesía Los Pasos Nerón
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