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viernes, 7 de agosto de 2009

CAMINO DEL BUKOWSKI CLUB (CUANDO ERA UN HABITUAL DE LOS MIÉRCOLES)

Avec cette darkness ostalgie

A veces me encaramo sobre brumas a los lóbregos promontorios del tiempo
para escuchar el rumor de corvas quillas
enfiladas al poniente mientras vuelves,
ahora que la madrugada pasa estéril entre páginas canela y tu silencio,
ahora que mantengo esta sed insomne
entre argólidos emboques de otro prieto vino viejo.
Qué hago aquí, tendido a la altura de las estrellas,
parapetado como siempre en mi propia inconsistencia.
Desde arriba se adivinan los ávidos temblores del puerto,
la madera aproximándose a los fondeaderos,
la carga de coral, de pulpos conquistados esta noche,
las visiones errabundas que la gente retoma en las tabernas.
Escogería escudriñar el velo, encenagarme,
vagar por las aceras como un loco,
doblarme en las esquinas como un ciego,
tal vez preferiría los instintos,
el ruido de sirenas tras el vidrio,
la vida condenada en la escafandra,
la voz de los poetas inconfesos.
A veces me sumerjo en malasaña,
atrás queda la tranquilidad de los muros,
atrás quedan la casa y todos los buenos augurios
para el que rastrea de adoquines los abismos.
Qué insólito es para algunos este caminar desnudo,
acaso habré dejado nuestros miedos en la orilla, sin reflejos,
mientras los vecinos duermen,
ajenos al sindicato del hambre.
La deriva que siempre se repite:
sorteo cancerberos abrigados en pachá,
cruzo en rojo fuencarral y subo un poco,
rozo la arista en que reclamo mi alimento: pizzas de oriente;
este mundo está plagado de lotófagos;
luego a veces velarde me remolca a un cercano dos de mayo,
doscientos años a través de antiguos magos y bar puerto y vía láctea,
o persigo la corredera de carteles y tupperwares y catrinas
y motoristas y tiendas vintage y nocturnidades de peluquería;
recuerdo algún graffiti alguna noche alguna pared eterna,
dejo atrás el penta el triskel el enorme chino que oscurece más arriba;
paso delante del angie del estarcafé del ajedrez de la portuguesa del redbar
y compro tabaco aquí enfrente, soñando cañas y alitas de pollo enrabietadas;
en el 25 un tal chinaski me saluda apoltronado: entra, me dice…
mientras busco a old greg cockroach al otro lado de la puerta.
Qué hago aquí, cumplido mi destino de uliseida,
que hago aquí parapetado como siempre en mi propia inconsistencia.
A veces me encaramo sobre brumas a los cómplices murmullos de mi tiempo,
a veces he desecho este momento con la extraña sensación de seguir vivo.

1 comentario :

  1. supongo que muchos/as nos hemos sentido identificados con esto

    cuando éramos habituales

    lo recordaremos con cariño

    :)

    saludotes al papichulo
    :)

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