Trazos azulencos de lamé, sobre los vidrios. Una síncopa esperpento en los tinteros: restos héticos, amoratados puentes, pedazos de ciudad esparcida aquí y allá bajo ángulos e hileras imposibles, miniaturas asombradas ante la imperfección de las probóscides. Pero hay dedos tan livianos que urden de palabras el líquido, órbitas violentas que pulsan como trampolín ambas orillas. Todos los poetas son tan hoscos y exactos que a menudo los caminos, surcados por una desproporción en los versos, pierden la orientación y se extinguen. Ninguno arrebata al vacío el instante. Yemas que sostienen élites, atriles, delirios suculentos. Hemistiquios que se inflaman con el viento, a cuyo grito atroz acude el buitre. A lo lejos la lección ingrávida del tiempo, a lo lejos, con ese aspecto huero y desboscado. Álbumes sonoros, fragmentos, violadores del secreto. Acaso hay en tu esperma barroquismos cartesianos, acaso sólo sombras que incomodan a los pueblos, sólo voces que se exprimen, tan anchas como un brazo de mar, como una pierna que se expande en la pausa de los días, de los libros. Remontando la corriente, elevándose sobre la marea uniforme, a veces basta una página para arrasar tanta calma.
Luis Morales Poesía Los poetas Realidad
Poema del día: "Me vas a dejar triste otra vez como anoche...", de Carlos
Edmundo de Ory (España, 1923-2010)
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Me vas a dejar triste otra vez como anoche
Y a ti te gusta estar pálida como anoche
El viento ulula ladran los perros como anoche
Ves que pongo en tu vient...
Hace 6 horas
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