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domingo, 6 de julio de 2008

LAS ROCAS Y EL MAR, LO AZUL, DE SALVADOR ESPRIU

Poesía o prosa. Otra vez el dilema atávico. Prosa o poesía, como si realmente este detalle tuviera importancia, como si los versos rimados no pudieran desprenderse de la jaula o los anacolutos no constituyeran en sí una saludable hipérbole.

Salvador Espriu era tan eminente poeta como prosista. Lo mismo sembraba esa lengua catalana suya con una poesía repleta de referencias clásicas y bíblicas que con ensayos de frase meticulosa y definitiva. Así que cuando se trata de hablar de Las rocas y el mar, lo azul (1981), este libro tardío y rejuvenecedor, vuelven los problemas clasificatorios, los de la etiqueta, sobre un texto extraño conformado por unas cien narraciones breves que no aceptan ni siquiera el calificativo de poemas en prosa.

Lo que sí reflejan las páginas de Las rocas y el mar, lo azul, es la cosmovisión de un hombre obsesionado con la muerte y los símbolos, un ejercicio de lectura restringido, una suerte de nueva metamorfosis postovidiana, la transliteración de los mitos del Mediterráneo sobre el tapiz de lo contemporáneo, revistados Homero y Hesiodo, desorganizadas las figuras más y menos conocidas del tablero divino y heroico: Aquiles, Dafne, Equidna, Orestes, los centauros y Pan, Euforión y Prometeo, Zeus y Venus, entre otros muchos, se pasean como pensamientos o sombras a lo largo de los surcos de cada narración. Y sin embargo cada semblanza no sabe a bodrio mitológico, a entrada de enciclopedia desfasada, sino que plantea la relación mágica del hombre mediterráneo con su entorno, del hombre de hoy con su pasado.

La edición que yo manejo es una traducción al castellano de Mireia Mur, de Alianza Editorial. Para los que prefieran la lengua original, Enciclopèdia Catalana llevó a cabo una publicación gemela en catalán. Las rocas y el mar, lo azul nos deja pasajes como este fragmento de “UN SILENO”:

Si un autor antes mencionado por nosotros tenía razón, eres demasiado joven para ser un sileno. Pero otras tradiciones más antiguas, a las que nos acogemos, señalan que perteneces a buen seguro a una familia más noble y seria, en su origen, que la de los sátiros. Sostienes con la mano derecha una copa, es cierto, pero quizás en ella bebes una dura y desolada sabiduría. Guarda silencio. Quien quiera aprenderla para alardear de ella en conversaciones frívolas, puede buscarla en un prestigioso texto, que no vamos a citar. Quien quiera conocerla para meditarla, que se limite a ver, sin ilusiones ni temores, cómo su imagen y su camino se confunden reflejados en su propio espejo oculto, límpido, frío, severo, incambiable, que jamás engaña.

Y os aseguro que este libro encierra muchas sorpresas más.

Espriu, Salvador, Las rocas y el mar, lo azul (Les roques i el mar, el blau), Alianza Editorial, Biblioteca de Cultura Catalana, Madrid, Trad. Mireia Mur,1986.

2 comentarios :

  1. Oh! Aquí me has matado... Uno de los poetas en lengua catalana que más me gustan... Veraneaba en un pueblo de la costa, Arenys de Mar, justo al lado del mío, y durante su enfermedad le inventó el nombre de un reino imaginario, Sinera, arenys al revés.

    Su Antígona me electrizó, y aún recuerdo versos de sus poemas,

    Ningú no ha comprès
    el que jo volia
    que de mi es salvés.

    Mai no ha entès ningú
    per què sempre parlo
    del meu món perdut.

    Les paraules són
    forques d'on a trossos
    penjo la raó.

    Nadie ha comprendido
    lo que yo quería
    que se salvara de mí.

    Nunca ha entendido nadie
    porque siempre hablo
    de mi mundo perdido.

    Las palabras son
    horcas donde a trozos
    cuelgo la razón.

    Toma pedazo de comment... Sorry, me has emocionado.

    Bs

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  2. Sí, recuerdo el reino de Sinera.
    Espriu es uno de esos grandes casi siempre olvidados.

    Fantástico poema, Marta.

    Un besazo

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