Lejos la noche, perdida en un abismo
sin descanso, lejos, porque fuera nada existe.
Aire que obsceno codicia respirarme aquí,
donde las hadas carnívoras breves.
Si es este el pensamiento, que no acuda.
Yo en el reflejo del vidrio, al otro lado yo,
primeros pasos, ciudad vacante, adiós
a la marea de bullicio, adiós a todo,
mártires ajados poblando las esquinas,
camino y no puedo remediarlo, ha vuelto,
ha vuelto ya el futuro exento.
Las viejas cosas, intactas, oscilan.
Yo dueño, inservible, animal de costumbres.
Si es este el pensamiento, que no acuda.
Gran almacén desierto: la vida inocente en el grito.
Poema del día: "A una señora casada, a quien aborrecía su marido", de María
de Santa Isabel (España, 1613-1665)
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Divino hechizo de amor,
en quien se admiran a un tiempo
la discreción y la hermosura
en iguales paralelos,
a todo sentir del alma
todo penar del deseo
just...
Hace 4 horas
impresionante.
ResponderEliminarme dejas sin palabras.
B.